top of page

¿Cómo conectar con tu niño interior?

  • Foto del escritor: Felipe Javier Ayala Romero
    Felipe Javier Ayala Romero
  • 23 ago 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 24 ago 2021

23/06/2021

¿Cómo conectar con mi niño interno?

Hace unos días me hicieron esta pregunta ¿Cómo puedo contactar con mi niño interno?


La respuesta realmente es más sencilla de lo que imaginamos o a primera vista nos parece; se trata solamente de escucharnos a nosotros mismos.

Está claro que no es lo mismo oírnos que escucharnos. De manera cotidiana oímos nuestros pensamientos, les ponemos atención y de inmediato los juzgamos haciendo uso de nuestros prejuicios o valores aprehendidos. Muchas veces estos juicios previos fueron heredados por nuestros ancestros y nos dicen la manera en la que se espera que actuemos al desempeñar nuestro papel dentro de la familia: ya sea como hijo obediente o rebelde, el buen padre o mal proveedor, la hermana pura o la mala madre; sea como fuere estas ideas preconcebidas nublan nuestra visión del mundo y de nosotros mismos.


Escucharnos a nosotros mismos va más allá del simple acto de “abrir las orejas”, se trata también de abrir el corazón, sin juicios, sin preguntar los motivos o intensiones, sólo poner genuina atención a aquellas ideas, pensamientos o imágenes que nos llegan a la mente desde nuestro interior. Presta atención a los detalles, si se trata de un recuerdo, visualiza los colores, las sombras, huele los aromas, trae a tu memoria el recuerdo de manera completa, pero sin juzgarlo sin analizarlo; sólo vívelo de nuevo y deja que te llene por competo.

Si es una idea transgresora, que desafía eso que te han enseñado, que se enfrenta a esos valores que te han inculcado; antes de eliminarla deja que crezca en tu mente que se nutra y te muestre aquello por lo que fue concebida dentro de tu cabeza, puedes encontrar nuevas perspectivas de lo que te ocurre en tu realidad.

Si son acciones torpes, incorrectas o actos inconclusos, evita llamarte a ti mismo tonto, lento, perezoso o de cualquier otra forma. Recuerda que un tropiezo no te define, sino que esa palabra fue algo que en algún momento una persona te dijo, pero no significa que debas serlo.

Dentro de ti mismo existe un espacio que te pertenece y donde no existe el juicio, a menos que tu te empeñes en llevarlo dentro.


En la tirada del tarot donde buscamos una respuesta a esa pregunta, nos aparece el 3 de espadas. Esta carta nos habla de todo lo que puedes asociar al dolor emocional, al punto que también se siente en el cuerpo físico. Esta carta nos habla de tristeza que provoca el desamor -en muchos casos habla de una falta de amor propio- o de una pérdida grave: ¿Te has sentido perdido, sin rumbo o dirección?


El 3 de espadas relata un momento de absoluto dolor en tu vida.


¿De donde viene ese dolor? ¿Por qué te sientes perdido? ¿Qué sucedió en tu pasado que te hizo encerrarte a ti mismo en una prisión de juicios, de soledad, de dolor? ¿Porqué te maltratas a ti mismo al juzgarte tan duramente? ¿Desde cuándo lo haces?


Necesitas sanar, necesitas perdonar y no sólo a quién te lastimó sino también a ti mismo, necesitas dejar de juzgarte, necesitas ir con ese niño herido y recordar que el dolor sólo fue un gran maestro. Reconoce que el dolor nos enseña, nos hace aprender experiencias de una manera o de otra y en muchos casos nos sirve de motivación, pues nos reta a enfrentar desafíos y superar cualquier cosa que obstaculice tu vida.


El tres de espadas te anuncia que con el debido tiempo verás una claridad que no tenías y superarás el dolor de los sucesos, colocando el pasado atrás de ti sin que te pese. Aunque no lo parezca en el momento, te recuperarás, saldrás adelante, lograrás encontrar tu centro, pero sin juicio.


Para conectar con tu niño interno comienza con lo sencillo, sin juicio observa la belleza del mundo, los colores del sol, las sensaciones que llegan a tus pies cuando caminas por el pasto descalzo. Inunda tus pulmones con aromas a galletas recién hechas, palomitas o una taza de chocolate caliente. Consiéntete con unos minutos para ti mismo dentro de tu jornada diaria, motívate con palabras bellas en lugar de llamarte tonto o estúpido cuando cometas algún error. No se trata de ser perfecto, se trata de aprender.

Hazte regalos, cómprate el juguete que siempre quisiste y juega con él, convive con otros niños y juega con ellos como un niño, no como un adulto perdido sino como uno de ellos.

Come dulces a montones, que no te importen las caries, diabetes o cuidar la línea, esas cosas son “cosas de adultos”; sólo diviértete por esos momentos y no te castigues o reprendas cuando los hagas.

Ríe, ríe fuerte y a carcajadas, conoce nuevos amigos, interésate por aquello que llame tu atención, sé curioso, ensúciate si hace falta. Sueña y siempre pregúntate: ¿Soy el adulto que quería ser cuando era niño?


Si tu respuesta es no, ¿Qué necesitas hacer, o dejar de hacer, para serlo? ¿Por qué no empezar hoy mismo a ser feliz? ¿Por qué no darte esa oportunidad de ser un niño de nuevo, y ahora un niño del que tu puedes cuidar y tratar como te hubiese gustado serlo?


Tú eres tu única responsabilidad y tu felicidad es tu único compromiso.


Hay trabajo que hacer, situaciones que sanar y personas que perdonar. Permítete hacerlo, permítete ser feliz.


Y como dice un Abuelo a quien estimo muchísimo: “la vida es fácil, lo difícil es darse cuenta que es fácil”.




ree


 
 
 

Commentaires


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

55 4961 2071

©2021 por Centro de capacitación y sanación consciente Omeyocan. Creada con Wix.com

bottom of page